Penden los frutos del árbol del tiempo,
corazones negros,
envenenada fruta madura.
No sé cuando morí,
fue un día o una noche caulquiera,
mientras caminaba al encuentro del deseo.
Fue quizás un salvaje áspid alejandrino
que de entre la maleza salió,
el que alcanzó mi cuello
y mi sangre envenenó.
Ahora ya mis pies descalzados de hambre, suben cuestas empedradas.
Vacías mis manos, de todo objeto y todo tiento,
ya no apuntan a tu manto, ni se enredan en tu anhelo.
Iré a Ramnonte y apelaré justicia,
para que nos envuelvan los invisibles hilos de la fortuna.
Como un barco, mecida en la marea de mis pensamientos enmarañados,
hago equilibrios sobre alambres de escarcha y cielo.
Yo :-Cuándo llegaré?, dime cuándo?_
Voz: - Piensa primero dónde?, llegar has, no importa el cuándo, quizás tampoco el dónde...
Yo: No sé, cuándo, pero morí...y quiero ahora otra vez vivir. No importa el dónde...
Voz: Habitarás en los recuerdos, en la memoria del que te quiso y en el dolor de aquél que un día heriste.
Voy hacia allá, no sé hacia dónde...