Te diré en un solo sonido
de esos que emiten las estranguladas cuerdas vocales,
cuando el aire se exhala tras un contenido siglo,
bien fuerte,
para que los cuchillos corten toda
la mentira que te envuelve.
Se deformará mi cara como un retrato expresionista
y se abrirá mi boca desencajando tu sorna.
Será tal el duelo que se clavarán con martillos
las dudas en tu entrecejo.
Aparentando silencio,
expiro hacia el viento mi rabia,
se expande en cortinas de plomo
que tapan un negro desaire.
Deshecho lecho,
que tiembla cada vez
que llega la noche.
Ay! de tu estúpido,
cuerpo,
que arrastra maderos que arden.
No existen fronteras de tiempo
ni espectros que pueblen ciudades.
Sólo,
Una voz desgarrada,
que se adhiere a un
pesar de otoñales zarzales.
Se adueña del
infinito instante,
haciendo mella
en tu fragilidad
de tumba marmórea.
EL GRITO.