A esos poetas malditos que escribieron versos bendecidos!
La denominación se debe al libro escrito por Paul Verlaine " Les Poetes Maudits", publicado en 1888.
El escritor francés escribe ese texto como una suerte de homenaje a su amigo poeta y amante Arthur Rimbaud y en él evoca y elogia a toda una serie de poetas contemporáneos como Tristan Corbiere o Stéphane Mallarmé, realizando una verdadera galería de la poesía francesa de fin de siglo. De más está decir que el libro de Verlaine le sirvió a muchos de esos poetas hasta ahora desconocidos a afirmarse en el terreno literario galo.
El uso de la expresión “poetas malditos”, ante la influencia de la obra de Verlaine, se extendió a todos los dominios nacionales y pasó a designar así a todo aquel escritor talentoso, poco importase su nacionalidad, que presentase un dejo de incomprensión social y una cierta tendencia provocante (léase autodestructiva por el consumo de drogas o alcohol) y cuyos textos, dado su alto nivel de codificación poética, fuesen de oscuros significados.
Podríamos agregar, casi como una extraña coincidencia, que la mayoría de estos poetas padecieron una muerte abrupta y prematura, antes de que su herencia literaria fuese ampliamente reconocida: Arthur Rimbaud, ya es bien sabido, escribió todo lo que tenía que escribir hasta la edad de 21 años para luego partir a Africa y morir a los 37 años;Tristan Corbière muere en 1875 a la temprana edad de 29 años, luego de una vida de soledad y enfermad; Baudelaire muere a los 46 años luego de ser perseguido durante 10 años por “ofensa a la moral religiosa y a las buenas costumbres” luego de la publicación de su obra maestra “Las flores del mal“; Edgan Allan Poe fallece a los 40 años bajo circunstancias oscuras -aparentemente lo habrían emborrachado y drogado. Y la lista podría seguir extendiéndose.
El adjetivo maldito tendría entonces que ver con una temprana actitud de oposición frente a la sociedad, una vida complicada y una difícil interpretación poética. A partir de ésto podemos decir que la noción de “poeta maldito” se focaliza en el concepto de incomprensión: incomprensión social e incomprensión literaria.
La idea de incomprensión lleva consigo toda la estética del movimiento romántico de principios del S XIX que veía en la personalidad del artista a un genio incomprendido. Según Baudelaire, el genio (cuando digo genio lo utilizo en su concepción romántica, es decir como sinónimo de artista) es un reloj que adelanta. La hora del artista va delante de la hora del resto de los mortales. Esta definición implica que el genio está siempre adelantado a su época y que, a causa de ese adelantamiento, no puede ser entendido. Pero “entendido” en el sentido más amplio del vocablo francés “entendu“: comprendido y oído. Desde el punto de vista etimológico, el verbo entendre tiene una particular evolución desde el latín hasta el francés contemporáneo. Entendre comparte su origen con el “entender” español, ambos vienen del latín intendere, “tender algo hacia algún lado”. Pero, como toda lengua es metafórica, pasó a significar primero, en el sentido figurado, “tender, dirigir su mirada o su mente hacia” y más tarde “prestar atención, escuchar, comprender”. En el francés antiguo se podía utilizar bajo tres acepciones:
En el área lingüística de la audición: “tender la oreja”, lo que implicaba una actitud activa del sujeto (sinónimo de “interesarse por” o “prestar atención”) o “recibir por medio de la oreja”, lo que significaba una posición pasiva (sinónimo de “oir”);
En el área del intelecto: “comprender”;
En el área de la voluntad: “tener la intención de” (recordemos la raiz latina “tendere”, “tender”, y su cercanía lingüística con la idea de “tensión” y entonces con “in-tención”- en francés “intention”);
Hoy en día en Francia entendre es utilizado ampliamente como sinónimo de “oir” (ouïr en francés). Todas sus otras acepciones han perdido una buena parte de su uso.
Sin embargo, la pluralidad semántica del verbo francés entendre nos ayuda a comprender mejor la idea de Baudelaire. El poeta maldito no puede ser ni comprendido (el verbo entendre tomado según su acepción intelectual) ni escuchado (entendre en el sentido contemporáneo que le otorga el habla francesa). Esta incomprensión total es la base de la superioridad del artista (su reloj adelanta).
Pero al mismo tiempo, e irónicamente, esta incomprensión de la genialidad del artista es lo que justificó (sigue justificando dirán algunos) todo el trabajo del crítico literario. Esto significa lo siguiente: como el artista adelanta y como ese adelantamiento vuelve difícil su comprensión pública, el rol del crítico sería el de intentar acercar la obra del genio al simple lector mediante la interpretación acertada de la potencia estética de la obra del escritor maldito. El trabajo del crítico consistiría en develar, descubrir, la significación oculta en los oscuros e incomprendidos versos del poeta. Su labor sería entonces la de un relojero que busca poner en hora al reloj del público.
Ahora bien, al principio de este texto afirmé, al pasar, que los poetas malditos se estaban extinguiendo. Antes de que alguno ponga el grito en el cielo explicaré a lo que me refiero: lo que está desapareciendo es la visión del artista como genio cuyo reloj adelanta. Ahora, con la evolución de los sistemas de comunicación y el aumento de la velocidad en la producción-recepción de los mensajes, la hora del público está tendiendo a acercarse a la hora del artista. La producción y la recepción se producen casi simultáneamente y, cada vez más, las esferas cambian de lugar: el receptor se vuelve productor y viceversa. Las producciones literarias interactivas y on line se dirigen hacia una participación activa del lector, que en un abrir y cerrar de ojos se vuelve escritor, proponiendo sus textos y corrigiendo los textos de otros. De esta manera el escritor y el lector comparten ya el mismo tiempo, el mismo horario: el tiempo real.
BAUDELAIRE
La Destrucción
Por Charles Baudelaire
Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959.
Charles Baudelaire El leteo, de Las flores del mal " Ven a mi pecho, alma sorda y cruel, Tigre adorado, monstruo de aire indolente; Quiero enterrar mis temblorosos dedos En la espesura de tu abundosa crin; Sepultar mi cabeza dolorida En tu falda colmada de perfume Y respirar, como una ajada flor, El relente de mi amor extinguido. ¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir! En un sueño, como la muerte, dulce, Estamparé mis besos sin descanso Por tu cuerpo pulido como el cobre. Para ahogar mis sollozos apagados, Sólo preciso tu profundo lecho; El poderoso olvido habita entre tus labios Y fluye de tus besos el Leteo. Mi destino, desde ahora mi delicia, Como un predestinado seguiré; Condenado inocente, mártir dócil Cuyo fervor se acrece en el suplicio. Para ahogar mi rencor, apuraré El nepentes y la cicuta amada, Del pezón delicioso que corona este seno El cual nunca contuvo un corazón. " VERLAINE " Id, pues, vagabundos, sin tregua, errad, funestos y malditos a lo largo de los abismos y las playas bajo el ojo cerrado de los paraísos. (...) Y nosotros que la derrota nos ha hecho, ay, sobrevivir, los pies magullados, los ojos turbios, la cabeza pesada, sangrantes, flojos, deshonrados, cansados, vamos, penosamente ahogando un lamento sordo. " TÚ crees en el ron del cafÉ, en los presagios Tú crees en el ron del café, en los presagios, y crees en el juego; yo no creo más que en tus ojos azulados. Tú crees en los cuentos de hadas, en los días nefastos y en los sueños; yo creo solamente en tus bellas mentiras. Tú crees en un vago y quimérico Dios, o en un santo especial, y, para curar males, en alguna oración. Mas yo creo en las horas azules y rosadas que tú a mí me procuras y en voluptuosidades de hermosas noches blancas. Y tan profunda es mi fe y tanto eres para mí, que en todo lo que yo creo sólo vivo para ti. Versión de Luis Garnier RIMBAUD |
rimbau
Heme aquí sobre la playa armoricana. Que las ciudades se iluminen en la noche. Mi jornada está hecha; dejo Europa. El aire marino quemará mis pulmones; los climas perdidos me curtirán. Nadar, triturar la hierba, cazar, fumar sobre todo; beber licores fuertes como el metal hirviente, -como hacían esos queridos antepasados alrededor de las hogueras.”
“Una temporada en el infierno
Por Charles Baudelaire
Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959.
Edi limitada de 700 ejemplares
La Destrucción
Por Charles Baudelaire
itada de 700 ejemplares
A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio; flota alrededor mío como
un aire impalpable; lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones y los llena de un
deseo etLa Destrucción
Por Charles Baudelaire
Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959.
Edición limitada de 700 ejemplares
A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio; flota alrededor mío como
un aire impalpable; lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones y los llena de un
deseo eterno y culpable.
A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte) la forma de la más seductora
de las mujeres y, bajo especioso pretexto de aburrimiento, acostumbra mis labios
a filtros infames.
Me conduce así lejos de la mirada de Dios, jadeante y rendido de fatiga,
en medio de las llanuras del Hastío, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos
de confusión ¡vestidos manchados, heridas abiertas y el parto sangriento
de la Destrucción
erno y culpable.
A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte) la forma de la más seductora
de las mujeres y, bajo especioso pretexto de aburrimiento, acostumbra mis labios
a filtros infames.
Me conduce así lejos de la mirada de Dios, jadeante y rendido de fatiga,
en medio de las llanuras del Hastío, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos
de confusión ¡vestidos manchados, heridas abiertas y el parto sangriento
de la Destrucción
A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio; flota alrededor mío como
un aire impalpable; lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones y los llena de un
deseo eterno y culpable.
A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte) la forma de la más seductora
de las mujeres y, bajo especioso pretexto de aburrimiento, acostumbra mis labios
a filtros infames.
Me conduce así lejos de la mirada de Dios, jadeante y rendido de fatiga,
en medio de las llanuras del Hastío, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos
de confusión ¡vestidos manchados, heridas abiertas y el parto sangriento
de la Destrucción .